Historia de Inglaterra:
Desde las playas francesas de Calais se divisan
con claridad las blancas costas de Dover, como una permanente tentación para el
invasor procedente del Continente. Pero no siempre estuvo Inglaterra
aislada por la estrecha y poco profunda lámina de agua del Canal de la Mancha. Hubo un tiempo, en que los animales y, tal vez, los primeros pobladores
llegaron por tierra hasta la lejana Thulé, y se piensa que las aguas del
Támesis se unían, en un solo cauce, con las del Rin antes de desembocar en el
Mar del Norte. Muy distinta hubiera sido la Historia de las Islas Británicas si
la pendiente del suelo inglés hacia el Continente hubiese sido contraria,
ofreciendo al invasor las abruptos acantilados y las colinas del Este en lugar
de las suaves y accesibles playas del Oeste. Otra hubiera sido Inglaterra de no
haber recibido las influencias latinas y teutónicas que han conformado el
peculiar estilo de sus habitantes, tan diferente del francés o germánico.

Su situación geográfica, puente hacia
Norteamérica, y su flota, le permitieron mantener una libertad interior muy
superior a la de las naciones continentales, así como crear y mantener un
imperio que alcanzó gran parte de las tierras del mundo.
La huella del hombre en Britania, a
pesar de las presiones glaciares, se remonta al Paleolítico Superior. Las
primeras páginas de la historia inglesa están cubiertas de alfabetos
indescriptibles, de monumentos megalíticos ("mega", grande;
"litos", piedra) y prehistóricos, entre los que destacan los
enterramientos colectivos en forma de pequeñas colinas. En el último período de
la Edad de Piedra existió una importante cultura; las concentraciones
megalíticas de Avebury, el templo de Stonehenge, la fortificación de Maiden y
otras edificaciones como las del poblado de Skare Bree, confirman la
existencia de colectivos humanos numerosos, unidos por una acción común y bajo
una autoridad aceptada.
Muchos de esos primitivos lugares
sagrados fueron objeto de cultos posteriores. Los esqueletos con cráneo
alargado o redondo, encontrados en los enterramientos colectivos, hace suponer
que desde los Iberos existió una civilización angloeuropea bastante homogénea,
como , muchos siglos después, lo fue la cristiandad.

Desde el Neolítico, 3000 años a.C., y tras la
última recesión glaciar, diversos pueblos fueron asentándose en las verdes
islas de suaves brumas. La más temprana, procedente de la Francia atlántica y
de España, se estableció a lo largo de la parte occidental de la isla. La
segunda oleada, de individuos neolíticos bálticos y la Alta Silesia, que
practicaban la agricultura, ocuparon las llanuras sudorientales; pero la de
mayor trascendencia histórica fue la de los pueblos de origen alpino,
comúnmente denominados Celtas, que aparecieron en la isla a partir del siglo V
a.C.. Más tarde se sucedieron las invasiones de los Romanos; de los Anglos,
Jutos y Sajones; de los Daneses (Vikingos); y finalmente la de los Normandos,
allá por los siglos IX y X. Con la invasión de los Normandos se consolida el
Estado en Inglaterra.