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10 oct 2012

Historia de Inglaterra:


Templo de StonehengeDesde las playas francesas de Calais se divisan con claridad las blancas costas de Dover, como una permanente tentación para el invasor procedente del Continente.  Pero no siempre estuvo Inglaterra aislada por la estrecha y poco profunda lámina de agua del Canal de la Mancha.  Hubo un tiempo, en que los animales y, tal vez, los primeros pobladores llegaron por tierra hasta la lejana Thulé, y se piensa que las aguas del Támesis se unían, en un solo cauce, con las del Rin antes de desembocar en el Mar del Norte. Muy distinta hubiera sido la Historia de las Islas Británicas si la pendiente del suelo inglés hacia el Continente hubiese sido contraria, ofreciendo al invasor las abruptos acantilados y las colinas del Este en lugar de las suaves y accesibles playas del Oeste. Otra hubiera sido Inglaterra de no haber recibido las influencias latinas y teutónicas que han conformado el peculiar estilo de sus habitantes, tan diferente del francés o germánico.

Su situación geográfica, puente hacia Norteamérica, y su flota, le permitieron mantener una libertad interior muy superior a la de las naciones continentales, así como crear y mantener un imperio que alcanzó gran parte de las tierras del mundo.
La huella del hombre en Britania, a pesar de las presiones glaciares, se remonta al Paleolítico Superior. Las primeras páginas de la historia inglesa están cubiertas de  alfabetos indescriptibles, de monumentos megalíticos ("mega", grande; "litos", piedra) y prehistóricos, entre los que destacan los enterramientos colectivos en forma de pequeñas colinas. En el último período de la Edad de Piedra existió una importante cultura; las concentraciones megalíticas de Avebury, el templo de Stonehenge, la fortificación de Maiden y otras  edificaciones como las del poblado de Skare Bree, confirman la existencia de colectivos humanos numerosos, unidos por una acción común y bajo una autoridad aceptada.
Muchos de esos primitivos lugares sagrados fueron objeto de cultos posteriores. Los esqueletos con cráneo alargado o redondo, encontrados en los enterramientos colectivos, hace suponer que desde los Iberos existió una civilización angloeuropea bastante homogénea, como , muchos siglos después, lo fue la cristiandad.
Fortificación en las costas de DoverMontículo-Enterramiento de Silbury Desde el Neolítico, 3000 años a.C., y tras la última recesión glaciar, diversos pueblos fueron asentándose en las verdes islas de suaves brumas. La más temprana, procedente de la Francia atlántica y de España, se estableció a lo largo de la parte occidental de la isla. La segunda oleada, de individuos neolíticos bálticos y la Alta Silesia, que practicaban la agricultura, ocuparon las llanuras sudorientales; pero la de mayor trascendencia histórica fue la de los pueblos de origen alpino, comúnmente denominados Celtas, que aparecieron en la isla a partir del siglo V a.C.. Más tarde se sucedieron las invasiones de los Romanos; de los Anglos, Jutos y Sajones; de los Daneses (Vikingos); y finalmente la de los Normandos, allá por los siglos IX y X. Con la invasión de los Normandos se consolida el Estado en Inglaterra.